1.Establecer
los propósitos que tenemos en relación con la formación financiera.
Para lograr esto es
importante que los padres se respondan: ¿Qué desea lograr al brindar a sus
hijos una formación financiera? La respuesta a esta pregunta va a permitirle
orientar sus acciones, actividades y recursos para que la formación financiera
que brinde lleve a nuestros hijos a donde deseemos.
Veamos algunas posibles
respuestas a esta pregunta: Algunos padres desean que sus hijos manejen el dinero
con base en valores. Por ejemplo, desean que sus hijos sean honestos,
respetuosos, cumplidos, responsables, generosos, etc. Para otros padres puede
ser importante que sus hijos desarrollen Características y Actitudes Positivas
hacia el dinero, que les permitan ser prósperos, atraer y sentirse bien con la
riqueza (poca o mucha) que tengan. Otros pueden desear que sus hijos
desarrollen Comportamientos Económicos que les permitan ganar dinero y
administrarlo de formas adecuadas, Otro deseo es que los hijos tengan
conocimientos económicos básicos para manejarse en el mundo de las finanzas:
Saber qué es un cheque, cómo se diligencia, cuándo darlo y cuándo no; conocer
el manejo de las tarjetas de crédito y débito; saber lo que son intereses
simples y compuestos, entender cómo nos afectan la devaluación, la revaluación,
la inflación y poder explicar en qué consiste cada una, etc.
Otro propósito que pueden
tener los padres es que los hijos desarrollen, en relación con el dinero,
procesos de pensamiento pertinentes a situaciones específicas. Podemos incluir
cuatro tipos de pensamiento: Pensamiento
literal, los cuales consisten en obtener información tal cual se ve, se
escucha, se lee, etc. Por ejemplo, si los hijos están leyendo un contrato,
requieren un excelente pensamiento literal, para poder decir cuáles son los
términos y condiciones que aparecen en el contrato. Pensamiento Lógico: Consiste en obtener información relevante o esencial,
aislar mentalmente o considerar por separado las cualidades o esencia de algo
que se ve, se escucha, se lee, comprendiendo qué es lo importante y lo accidental.
Por ejemplo, se requiere que ante una propaganda que invita a comprar un artículo,
los hijos puedan analizar la propaganda, qué se pretende con ella, cómo están
acercándose al consumidor, etc. Pensamiento
Estratégico: Consiste en elegir el paso más apropiado entre una multitud de
pasos posibles, a fin de resolver un problema. Se utiliza por ejemplo cuando los
hijos van a invertir su dinero, y se encuentran frente a distintas
posibilidades, el que puedan ver las ventajas y desventajas de cada posibilidad
para elegir la que más se ajuste a sus necesidades y deseos. Pensamiento Creativo: Consiste en
transformar o crear ideas. Es básico este pensamiento cuando los hijos se
sientan a idear diversas formas en que puede ganar dinero.
Aunque no está mal establecer
un solo propósito o un propósito parcial, como no lo es tener una visión
exclusivamente profesional y no en todas las dimensiones de nuestra vida, lo
ideal es que los propósitos que los padres tengan de la formación financiera
dada a sus hijos, incluyan varios aspectos, de tal manera que se brinde una
educación completa en relación con las finanzas.
El tener claro lo que se
desea lograr al brindar una educación financiera, es decir, el tener claro los
propósitos, orienta los esfuerzos y las actividades de los padres y permite más
tarde, evaluar qué tan acertada fue la formación brindada.
Si formamos financieramente
a nuestros hijos sin tener claro hacia dónde nos dirigimos, es posible que no
lleguemos a ninguna parte.
2. Establecer
Metas y Submetas.
Estas metas y submetas se
constituyen en pequeños pasos que nos van acercando a lograr los propósitos,
deseos o sueños que nos hemos propuesto. Es importante concretar metas y
submetas para cada aspecto qué queremos enseñar. Para nuestro propósito de
educar financieramente con base en valores, es importante concretar cuáles
valores deseamos que nuestros hijos vivan. Un valor sería la honestidad.
Nuestra meta es Facilitar que nuestros hijos sean honestos. Otros valores que
se constituyen en metas, son: Que los hijos sean financieramente responsables, cumplidos,
generosos, justos, etc.
Una vez que tenemos las
metas, podemos concretarlas aún más en lo que llamamos submetas. Algunas
submetas para facilitar que nuestros hijos sean honestos, son: manejar
correctamente el dinero de ellos mismos y de otras personas. devolver “las vueltos”
que recibe al hacer un mandado a la tienda, dejar el dinero en el sitio en que
sus padres u otras personas lo dejaron, no tomar dinero de otras personas sin
solicitarlo y si reciben un “no” como respuesta, respetar esa decisión, ser
claro en las cuentas y distribuir el dinero de acuerdo con lo pactad, al hacer
un negocio con otras personas, pagar el valor de lo que desea comprar cuando
entra a una tienda, devolver a su dueño el dinero y objetos que le prestan,
etc.
Asimismo, podemos establecer
submetas para cada uno de los valores que deseamos enseñar, dentro de la
formación financiera. Por ejemplo, si deseamos que nuestros hijos sean
responsables. Esto puede implicar responder por las propias acciones, sin
descargar nuestras faltas sobre los demás, al gastar dinero en compras de
bienes o servicios, comparar lo que nos cuestan estos en distintos lugares, de
tal manera que usemos responsablemente el dinero, sin malgastarlo.
Es importante establecer
metas y submetas para cada uno de los propósitos que nos hemos propuesto y que
deseamos enseñar en relación con la formación financiera de nuestros hijos.
3. Determinar
los saberes previos de nuestros hijos.
Una vez que sabemos lo que queremos
lograr con la formación financiera y tenemos claras las metas y submetas, es
importante determinar en qué punto se encuentran nuestros hijos en relación con
el propósito establecido. Por ejemplo, si deseamos que nuestros hijos tengan
creencias positivas hacia el dinero, debemos indagar cuáles son las creencias
actuales que manifiestan con quienes va a trabajar. ¿Los hijos piensan que los
ricos son personas malas?, ¿Los hijos creen que tener dinero trae problemas?,
¿Los hijos piensan que solo las personas pobres son honradas?, etc. En la
medida en que averigüemos los saberes previos de nuestros hijos, podremos determinar
por dónde iniciar la formación.
4.Idear o realizar actividades con las cuales se
cumplan las submetas establecidas.
No se trata de hacer
actividades por hacer actividades. Se trata de realizar actividades que a la
luz posterior de una reflexión, permitan a nuestros hijos relacionarlas con las
submetas que estamos trabajando. Las actividades deben ser concretas para nuestros
hijos más pequeños, y a medida que avancen en edad pueden ser más abstractas.
Con las actividades y la reflexión que de ellas se desprendan se busca
favorecer el aprendizaje significativo, es decir, facilitar que nuestros hijos
comprendan lo que se quiere enseñar a través de dichas actividades.
Las actividades que más
disfrutan y con las cuales aprenden muy bien, son las lúdicas es decir aquellas
que utilizan el juego para dar una formación financiera: Que los hijos jueguen
a la tienda, al banco, a hacer publicidad a un objeto cualquiera. Que los hijos
coloreen, dibujen, se muevan y a través del movimiento trabajen procesos y
contenidos. Otras actividades que también facilitan el aprendizaje son las
narraciones: Los cuentos, las fábulas, las historias, permiten transmitir
valores, actitudes, creencias y los contenidos que queremos enseñar.
Al elegir las actividades es
importante tener en cuenta que trabajen las distintas inteligencias que usan
los niños para aprender: Realizar actividades para la Inteligencia lingüística,
para la inteligencia lógico-matemática, para las inteligencias espacial,
musical, corporal, interpersonal e intrapersonal.
Al trabajar los contenidos
financieros, es importante recordar que la manera como los presentemos facilita
o dificulta el aprendizaje. Podemos tener en cuenta los siguientes planteamientos:
Realizar con los hijos más pequeños actividades donde ellos actúen o realicen
acciones sobre los objetos, utilizar con los hijos más grandes representaciones
gráficas como fotos, diagramas, mapas, dibujos (presentación Icónica) y
utilizar con hijos mayores símbolos como palabras y números (presentación
simbólica). Al iniciar la enseñanza de un contenido nuevo, es importante
realizar los distintos tipos de presentación, lo cual implica ir de lo concreto
a lo formal.
5. Evaluar lo
aprendido.
Es importante que
frecuentemente evaluemos qué tanto estamos logrando las submetas: Los hijos,
ahorran?, diferencian los valores de los distintos billetes?, mantienen hábitos
de higiene saludables en relación con el dinero?, saben hacer compras
comparadas?, distinguen entre necesidades y deseos?, aceptan que se les diga “no”
sin hacer berrinches?, comparten con sus amigos?, son generosos con quienes
poseen menos que ellos?. Evaluar nos permite determinar en qué aspectos hay que
enfatizar, cuáles son las fortalezas y las debilidades de nuestra formación y
podemos actuar sobre ellas. Al evaluar los aprendizajes que nuestros hijos
logran, podemos decir qué tanto han Aprendido a Tener.
Si nuestros hijos Aprenden a
Tener, pueden relacionarse con sus posesiones poniéndolas en perspectiva, es
decir reconociendo que son un medio en sus vidas y no un fin. En la medida que
brindemos una educación financiera a nuestros hijos, podrán ser cada día
mejores personas y trabajar por dejar huella y un mundo mejor.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar.